Historias de Awana
DISCÍPULOS RESILIENTES
El verdadero discípulo no se detiene: su relación con Dios y su crecimiento en la fe es para el resto de la vida. Los padres como discípulos de Cristo tienen la responsabilidad y las oportunidades de enseñar la fe a sus hijos día a día (Salmo 78:4-6, Proverbios 22:6, Deuteronomio 6:6-9, Colosenses 3:21, Efesios 6:4). Las bases de este discipulado establecidas desde la niñez son fundamentales para el resto de la vida. Para esto, deben dedicar tiempo y espacio familiar, intencional, significativo y constante a sus hijos para que sepan quien es Jesús y se unan a la comunidad de creyentes (CONECTARSE), para que crean en Jesús y vivan la fe basados en la Palabra de Dios (CREER) y para que crezcan y sean transformados en los años por venir reproduciendo en otros discípulos de modo que una tercera generación espiritual (CRECER) pueda liderar y amar como Jesucristo.