Anyela Morales

Coordinadora Nacional Venezuela

Anyela nació en un hermoso país, Colombia, pero creció en Venezuela.  Aún con una difícil infancia por la separación de sus padres, se rodeó de personas que le mostraron amor de hogar. Cursaba su quinto grado en el colegio cuando una maestra le dio una nota con un Salmo, fue su primer encuentro con la Palabra de Dios. Cuando tenía 13 años, escuchó por primera vez el Evangelio a través de una profesora. Ella se dio a la tarea de predicar a Anyela el amor de Dios. Tres años más tarde hizo su decisión por Cristo, y desde los 16 años camina con Dios y profesa su fe. Al ingresar a la universidad, conoció aún más a Dios y comenzó a servirle por medio de un grupo de estudiantes universitarios. Fue con este equipo que entendió que Dios le estaba llamando a las nuevas generaciones, cada detalle la convencía que éste era su llamado, seguirle y servirle.

Actualmente Anyela está casada con Luis F. Rivas. De su unión han nacido tres hermosos hijos: Sofía Alejandra, Samuel Alejandro y Amisadai Noemí.

Su primera oportunidad de servicio dentro de la iglesia local, fue a los 17 años a través de los Clubes Awana. Servir ahí la convenció que los niños era un campo fértil, y que Dios haría mucho por ellos a través de ella, fue cuando dijo “Heme aquí, envíame a mí”. Desde entonces, ha servido al discipulado infantil en Venezuela. Describe su rol que hoy cumple en su país así: “promover el evangelismo y la formación de discípulos resilientes a través del desarrollo de la estrategia de REDES. Convicción, responsabilidad y entrega en los planes de Dios para estas generaciones, pasión y disposición para desarrollar nuevos líderes que se sumen a esta hermosa labor”.

Es el deseo de Anyela, como Coordinadora de REDES Awana en Venezuela, ver líderes comprometidos principalmente con Dios, conectados con Él, a través de prácticas espirituales que les permitan servir en favor de niños y adolescentes, tal como lo haría Jesucristo. De igual manera le gustaría ver líderes en continuo crecimiento que a su vez se reproduzcan en otros líderes, de modo que el discipulado no se detenga.