Hay privilegios de nacer y crecer en un hogar cristiano, te sabes todas las historias y todos tus amigos son de la iglesia, y en la mayoría de los casos son historias felices como la de Brenda´Sil quien creció en un hogar pastoral. Amor y servicio a la obra de Dios, han sido conceptos muy marcados para ella. A los 10 años en una escuela bíblica vacacional, le impactó la siguiente frase: “la única manera de ir al Cielo es creyendo en Jesús.” En ese momento hizo su oración de fe, quedando convencida que el Cielo es la meta.
Dos años después, siguiendo el ejemplo de su madre y abuela comenzó a colaborar en la enseñanza de los más pequeños. A los 15 años ya era maestra de niños y la pasión por preparar sus clases y hablarles a otros sobre cómo ser salvo, la llevó a poner en práctica los principios de amor y servicio en el discipulado infantil y juvenil. Así como sus maestros hicieron con ella, desea formar entre las nuevas generaciones, discípulos que amen y sirvan al Señor por siempre.
Su pasión por servir a otros la ha llevado a cursar estudios en teología y misiones. Se ha desarrollado, en los últimos años, como entrenadora del programa de discipulado infantil Descúbrelo de Awana Latino américa. Junto a su familia sirve al Señor a tiempo completo. Según sus propias palabras: “Awana ha sido una oportunidad de Dios para desarrollar el ministerio, capacitar y motivar a otros a servirle a Él.”
La misión de Awana está ligada a su deseo de hacer discípulos, es por ello que sirve con esmero y pasión, a través de REDES, para inspirar a otros a cumplir su propósito. Se ha rodeado de personas con más experiencia que ella, con la finalidad de aprender y aplicar las herramientas para que los niños conozcan a Jesús y enseñar a los líderes a confirmar su llamado: “id y haced discípulos”.
Brenda´Sil, desde su país natal Venezuela, siempre está dispuesta a servir y ayudar a otros, buscando elevar y dar valor al trabajo de sus consiervos, dentro y fuera del ministerio de Awana. Su meta es que más personas sientan pasión y compromiso con su llamado a la obra de Dios, que vivan para agradarle y que entiendan que en ese desarrollo tenemos que preparar a otros para continuar la misión.